viernes, 22 de diciembre de 2017

De cómo cambia una coma

A veces son los detalles los que marcan la diferencia. Un detalle menor, un trazo, un susurro, un gesto, un rasgo, una marquita apenas, que hace que todo sea muy diferente.
Puede ser algo dicho, y escuchado, y pasado por alto. Puede ser algo escrito, y leído, e ignorado. Puede ser algo mostrado, y visto, y desapercibido.

Casi sobre esa nimiedad construye Eduardo Sacheri el desenlace de  "La noche de la Usina". No la historia, que queda en claro desde el principio que sitúa en una realidad histórica concreta las desventuras de un grupo de amigos y vecinos del ficticio pueblo de O'Connor.
Sin develar cuestiones fundamentales, y omitiendo alguna parte del texto, puede leerse esto:

Belaúnde recuerda, con una claridad inaudita, que Fontana habló de diez cargas con una masa total de nueve kilos, trescientos gramos. Pero Medina, al que se le dan mucho mejor las manualidades que los cálculos, confundió los decimales...

Y así de facil cambia el final anunciado por otro mucho más dramático y espectacular. Y hasta más liberador, si se quiere.

Podría parecer un recurso literario, sin visos de realidad, pero no. En el año 1999 una sonda espacial se estrelló contra la superficie de Marte por un error de cálculo, originado en las diferentes unidades utilizadas por distintos equipos de trabajo.

Una vez más, la realidad supera a la ficción.